Somos un pueblo elegido
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Somos un pueblo elegido.
Por Ing. Salvador Ramírez Peña
Gracias
al sol, muchos gérmenes causantes de enfermedades desaparecen. Sin el sol la
falta de agua potable en muchas comunidades del país produjera estragos en la
población dominicana. El sol permite además el fenómeno de la fotosíntesis,
proceso químico fundamental de las plantas, a partir del cual se producen los
alimentos de los seres vivos, la mayor parte de la materia orgánica y se
retorna el oxígeno que hace posible la vida.
Tenemos
suficientes recursos hídricos, aunque muchas de
nuestras principales reservas de agua se han ido agotando por el uso
irracional, la gerencia inapropiada, la descarga de aguas servidas, la
deforestación, y la utilización de sustancias químicas, que acaban por
infiltrarse en los cursos de agua, tanto superficiales como subterráneos. Los
recursos de agua son vitales para satisfacer las necesidades cotidianas
humanas, así como para obtener sus
alimentos, el riego de las tierras agrícolas, la generación eléctrica y para la
recreación.
En las
comunidades donde no se cuenta con agua potable en calidad y cantidad, se
producen enfermedades hídricas por la ingesta de agua insalubre, por la falta o
entrega precaria de agua a la población, o por el uso de agua contaminada. El
agua es imprescindible como garantía de una adecuada calidad de vida para las
presentes y futuras generaciones, y para la creciente demanda de alimentos.
Debemos preservarla.
Aunque
en la República Dominicana
existen pequeñas zonas con características desérticas, en gran parte del
territorio tenemos altas precipitaciones pluviales que permiten una foresta
densa y siempre verde, anidando en su seno una amplia variedad ecológica y una
rica biodiversidad florística y
faunística.
Los
vientos permiten la disolución de la contaminación, sobre todo por nuestra
condición costera. De no ser por los vientos existentes en nuestro suelo, los
niveles de contaminación serían mayores y producirían impactos negativos
severos al centro de las preocupaciones fundamentales como es el ser humano.
Debemos
proteger el aire. Es esencial controlar las descargas contaminantes a la
atmósfera, y mantener un servicio de transporte satisfactorio, para reducir la
polución, entre otros aspectos negativos que afectan la calidad del aire.
Por otra parte, en
Tenemos
los mejores suelos agrícolas de Las Antillas, con más de 500 kilómetros
cuadrados, divinas y atractivas formaciones forestales como son los bosques
nublados y pluviales; gozamos del privilegio de ocupar los primeros lugares en
endemismo florístico y faunístico de El Caribe, y poseemos una rica variedad
ecológica, geológica y climática.
Y
una de las cuatro regiones kársticas del mundo, Los Haitises, que además de
albergar valiosos recursos faunísticos, florísticos, culturales, espeleológicos,
geológicos y ecológicos, y de tener hermosas vistas panorámicas, constituyen la
reserva de agua futura para la ciudad de Santo Domingo y otras regiones del
país.
Quizás
por todas estas riquezas ecológicas muchos afirman que la República Dominicana
es la segunda tierra del planeta
prometida por Dios a su pueblo elegido.
El autor es Ingeniero Civil, Consultor Ambiental y
Tasador.

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